El prestigioso galeno, referente mundial en medicina y traumatología deportiva, recibirá el lunes 30 de enero el Premio DKV de Medicina y Deporte en la Gala Anual de la APDM.

Entrevista al Dr. Pedro Guillén

"Las lesiones musculares siguen siendo el caballo de batalla de la medicina deportiva"


El doctor Pedro Guillén es una auténtica eminencia, una enciclopedia andante. Desprende sabiduría nada más empezar a hablar. El prestigioso galeno, referente mundial en medicina y traumatología deportiva, recibirá el próximo lunes 30 de enero el Premio DKV de Medicina y Deporte, impulsado por la compañía de seguros de salud y otorgado por la Asociación de la Prensa Deportiva de Madrid (APDM), en la gala anual que esta asociación celebrará en El Beatriz Auditorio de la capital de España.

Es un reconocimiento más a su dilatada y exitosa trayectoria de casi 60 años como médico e investigador especializado en el mundo del deporte, donde es uno de los mayores especialistas en la rehabilitación de lesiones a nivel mundial.

“Agradezco mucho este premio porque supone que se acuerden de uno y que reconozcan tu trabajo y además no he pisado muchos callos. El hombre no vive ni trabaja por las distinciones, sino por un bienestar social y porque te gusta la profesión. Mi madre, que es la mujer que mejor me ha conocido, decía que soy un ‘engrasador’ y por eso he tenido muy pocos altercados. Mis hijas, que afortunadamente también son médicos, y mi mujer dicen que la distinción más importante que tengo en la vida es la Medalla de Oro al Trabajo. En eso se resume mi carrera, en el trabajo”, apunta el doctor Guillén en una entrevista concedida a la APDM, pocos días antes de recoger el Premio DKV de Medicina y Deporte.

Licenciado y doctor por la Universidad Complutense de Madrid, además de catedrático en traumatología del deporte por la Universidad Católica de Murcia (UCAM), el doctor Guillén (Archena, Murcia, 1938) fue en 1977 uno de los introductores de la artroscopia en España, lo que supuso una auténtica revolución para el diagnóstico y tratamiento de las lesiones en las articulaciones, mientras que en 1998 fundó en Madrid la Clínica CEMTRO, distinguida por la FIFA como Centro Médico de Excelencia.

En 2007 inventó la artroscopia sin cables –a la que él mismo llama WAD Dr. Guillén (por las siglas de Wireless Arthroscopic Device)–, que reduce los tiempos de intervención y recuperación del paciente, además del número de infecciones. Seis años después protagonizó la primera operación asistida con Google Glass –un dispositivo de gafas de realidad aumentada– y en 2016 realizó la primera artroscopia sin cables para la sanidad pública española en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid. Por sus manos han pasado numerosos deportistas de todas las disciplinas –especialmente futbolistas–, además de políticos, escritores, artistas...

“Hoy mismo vamos a operar ocho ligamentos cruzados”, adelanta el Dr. Guillén en la entrevista a la APDM, realizada en su consulta de la Clínica CEMTRO a primera hora de la mañana, antes de iniciar su jornada laboral. “Y el año pasado operamos 1.082 ligamentos”, recuerda.

Este centro hospitalario especializado, de reconocido prestigio mundial, es el buque insignia del enorme legado que deja el Dr. Guillén y de lo que más orgulloso se siente él mismo. “Este año, el 18 de mayo, se cumplen 25 años de la inauguración a cargo del Rey Don Juan Carlos. La Clínica CEMTRO nace como un sitio donde yo quería desarrollar la medicina y la investigación de forma paralela, a mi manera”, asegura el facultativo, que asegura haber recibido “la palmada de Dios”. “No todos tienen la suerte de haber recibido esa palmada porque, además de tener un talento, también debes estar lo suficientemente preparado”, dice.

La célula como medicamento

Pero más allá de su innegable habilidad con el bisturí y sus amplios conocimientos de medicina, el Dr. Guillén es un estudioso de la secuencia genética, firme defensor del papel de la célula como medicamento, después de que científicos de la Clínica CEMTRO y del Instituto Salk, en California (EEUU), descubrieran que la combinación de dos fármacos experimentales es capaz de revertir los signos de la artrosis en animales. Una  investigación que llamó poderosamente la atención de Altos Labs, la empresa biotecnológica estadounidense cuyo objetivo es prolongar la vida humana, bajo el mecenazgo de multimillonarios como Yuri Milner y Jeff Bezos, además del Premio Nobel y Fisiología Shinya Yamanaka, que han invertido cerca de 3.000 millones de euros para poder materializar dicha investigación. El doctor Guillén la dirige en España junto al científico Juan Carlos Izpisúa y nos habla de ella en la entrevista a la APDM.

“Hemos hecho un trabajo en ratones en el que hemos generado lesiones y hemos producido células para repararlas. Todo va a estar en las células porque la célula es un medicamento. Hemos visto que las células que van a reparar están quiescentes (reposo) hasta que aparece una lesión o una disfunción muscular. Hemos detectado una proteína VANT que controla la producción de las fibras musculares reparadoras y que al descender la proteína se multiplican las fibras musculares. Hemos conseguido acortar el tiempo de curación de una lesión muscular en ratones hasta en un 65 por ciento, y ahora pasaremos a animales más grandes”, apunta el doctor Guillén.

¿A qué se refiere el galeno con lo de la célula como medicamento? Es la pregunta que nos llama poderosamente la atención y a la que el doctor responde con una claridad pasmosa: “Morir joven lo más tarde posible, esa es mi gran ilusión, y estoy seguro de que lo conseguiremos”. Ahondando en el asunto, el Dr. Pedro Guillén explica el concepto de la célula como medicamento: “Nosotros tenemos células que están normales y de repente tenemos un cáncer no sabemos por qué. O tú eres diabético durante toda tu vida, llevando a cabo una serie de dietas y pinchándote insulina. ¿Por qué? Porque a ti no te han tratado la célula que ha dejado de producir la insulina. Tú deberías poder reconducir esa célula dañada. Pero hay que reconducirla no sólo por enfermedades, sino por envejecimiento, por un traumatismo, por los genes o por lo que sea. Hoy se habla mucho de genes. En el deporte mismo se quiere determinar qué genes tiene ese señor en un deporte donde es el número uno. En el deporte el talento vale mucho, es muy importante, pero si tú a eso le añades preparación física, psicológica y táctica, ya te sales… la palmada de Dios, ya sabes”.

Pero, en este sentido, el doctor Guillén advierte contra la mala praxis de la manipulación genética: “En el deporte se está investigando qué gen tiene este genio del tenis, del triple salto, del fútbol... determinar los genes y reconducirlos es lícito, pero lo que no es lícito que tú tengas un deportista y le introduzcas ese gen que tienen los ganadores por problemas que puede conllevar”.

La manipulación genética permite a los científicos eliminar, insertar o reemplazar el ADN en un gen, lo que efectivamente podría mejorar la calidad de vida del ser humano, pero plantea un profundo debate desde el punto de vista ético. “Eso es lo que yo quiero, que los gobiernos articulen normas para que no se manipule libremente un gen. Por ejemplo, en Europa y Estados Unidos se sabe lo que está ocurriendo en un banco de trabajo y en los laboratorios, pero no lo que está ocurriendo en China”, apunta el Dr. Guillén al respecto, recordando que así lo explica también en el libro El último sapiens, del periodista murciano José Antonio Ruiz, un ensayo de divulgación científica sobre el futuro de la estirpe humana, con prólogo del propio Dr. Guillén, que acaba de ser presentado hace apenas un mes. “El último sapiens es un apercibimiento a la sociedad de que el investigador que está allí, en un banco de trabajo, pero tienes que saber controlarlo porque puede cambiar la especie simplemente manipulando un gen”.

“La secuenciación del genoma humano y la manipulación genética nos abocan a un salto evolutivo sin precedentes. El mundo va a dejar de ser muy pronto tal y como lo conocemos, y probablemente sea muy diferente al que jamás habríamos podido imaginar”, explica el galeno. “Se ha dicho, por ejemplo, que el coronavirus venía de una manipulación: yo no voy a entrar ahí, pero es verdad que se puede manipular. Hoy en día un investigador puede cambiar la especie, que es algo que no ha ocurrido en los miles de años que el hombre lleva habitando la Tierra, y eso es por la genética… eso se ve tan mal que las agencias reguladoras no aprueban la manipulación genética fácilmente”, afirma.

“Ahora se habla del epigen, que es algo así como la piel del gen. Nuestros padres nos dan un gen. Por ejemplo, mi nieto y yo tenemos unos genes: el de mi nieto está limpio y el mío tiene cicatrices, pisadas, estrangulaciones y daños provocados porque yo he sido diabético, bebedor, drogadicto… lo que sea. Mi gen tiene huellas, que es el epigen, por la vida que he llevado. Y si viene un virus, el gen de mi nieto, que está limpio, se va a defender muy bien, pero el mío no porque está muy estropeado. Lo que estamos haciendo es limpiar las cicatrices de mi gen, eso se llama epigenoma. Yo no voy a volver a la edad de mi nieto, pero la idea es que pueda tener un gen dispuesto a defenderme igual que él”, apunta al respecto.

"En deuda con el deportista por las lesiones musculares"

En definitiva, lo que el doctor Guillén y su equipo de investigadores buscan es mejorar la calidad de vida del ser humano –en este punto insiste en su frase “morir joven lo más tarde posible” –… y en el caso concreto del deportista, acortar también el tiempo de curación de las distintas lesiones. Especialmente las lesiones musculares, que suponen el gran caballo de batalla de la medicina deportiva: “Ahí no hemos avanzado nada, así que el médico sigue en deuda con el deportista por las lesiones musculares. Si acaso uno o dos días como mucho, pero si hay una lesión muscular, las tres semanas no te las quita nadie. Hemos acortado el tiempo de curación en las lesiones musculares en ratones pero todavía no en seres humanos, según hemos publicado recientemente en Nature”.

Para ello pone como ejemplo lo que le ocurrió al equipo español en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. “De los 326 deportistas que fueron, cuatro no pudieron competir porque se lesionaron el músculo durante la preparación y otro porque tuvo un esguince de tobillo. No ocurrió ninguna fractura ni rotura de ligamentos”, apunta. “La lesión muscular es la causa más frecuente de daño del deportista”, incide al respecto. “Es bastante frecuente ver una lesión muscular en un partido de futbolistas profesionales, pero es muy raro ver una lesión de ligamento cruzado anterior o fractura”, concluyó.

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